Una idea de Colin Campbell que sugiere que la sociedad actual se mueve por el romanticismo y la necesidad de disfrutar del tiempo que tenemos. Campbell entiende que el individuo moderno busca experiencias emocionales intensas y auto-transformarse a través de la adquisición y el uso de bienes y servicios. En lugar de centrarse en la satisfacción de necesidades materiales básicas, el consumidor romántico está motivado por deseos estéticos, emocionales y espirituales. Esta ética resalta el papel de la imaginación y el deseo de vivir experiencias auténticas, lo que transforma el consumo en un acto de autoexpresión y realización personal.